Disfunción eréctil, ¿cómo solucionarlo?

11 de marzo de 2015

La disfunción eréctil consiste principalmente en la incapacidad para lograr y mantener la rigidez del pene el suficiente tiempo como para conseguir una relación sexual satisfactoria.  Actualmente  la mitad de los varones que tienen entre 40 y 70 años la sufren en algún grado, quedando afectados un total de 2 millones en España.

El complejo que puede suponer para muchos hombres, debido a falsas creencias y falta de información, provocan  que se oculte un problema que con el tratamiento adecuado se solucionaría. Paradójicamente, por evitar una posible situación embarazosa  con profesionales de la salud, se perpetúa o mantiene un problema que suele tener importantes repercusiones en la calidad de vida de los afectados y de sus parejas.

En la mayoría de los casos la disfunción deriva de un problema biológico, como en el caso de las enfermedades vasculares.  La obesidad, el colesterol y la hipertensión aumentan por tanto el riesgo de padecer este problema. Hábitos perjudiciales como el tabaquismo, abuso de alcohol y drogas, como la cocaína y la heroína entre otras, también afectan a la salud sexual.

Por otra parte, los factores psicológicos pueden ser determinantes  en este problema. El estrés, los conflictos en la pareja y la baja autoestima e inseguridad  juegan  también un papel importante.

La disfunción eréctil tiene una estrecha relación con algunos trastornos psiquiátricos . Los trastornos ansiosos o depresivos pueden derivar en disfunciones sexuales y viceversa.  Es decir, si no se tratan convenientemente, la disfunción sexual puede desembocar en un trastorno psicológico o psiquiátrico.

Prevenir la disfunción eréctil es posible mediante la adopción de hábitos saludables y la eliminación de los factores de riesgo. Cuando el problema ya está instaurado, debemos acudir a un profesional de la salud, como lo hacemos con cualquier otra molestia, que determine la causa del mismo para empezar un tratamiento en la línea adecuada.

María Cantarellas Pascual. Psicóloga Col. B-2235. Dr. J. Carbonell. Psiquiatra.

Por Instituto Carbonell 30 de noviembre de 2025
El Dr. José Carbonell afirma que la amistad entre un hombre y una mujer sí es posible, siempre que ambos tengan claros los límites y las expectativas. Explica que muchas veces uno de los dos evita expresar sus sentimientos por miedo a perder la relación, mientras que en otros casos la amistad fluye sin complicaciones porque desde el inicio queda claro que no habrá nada más. Reconoce que las circunstancias, la vulnerabilidad o el paso del tiempo pueden transformar una amistad en una relación amorosa, y que muchas parejas nacen precisamente de una amistad previa. Sin embargo, advierte que también muchas amistades se rompen cuando uno quiere avanzar y el otro no. Concluye que la amistad es viable, pero puede ser fluctuante y requiere honestidad y claridad por ambas partes.
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El Dr. José Carbonell explica que la figura clásica del “mujeriego” —ese personaje seductor que colecciona conquistas para validarse— ha quedado desactualizada, pues hoy este comportamiento existe tanto en hombres como en mujeres. Señala que muchas personas buscan solo relaciones superficiales sin implicación emocional, evitando compromisos que podrían hacerles sufrir. Por ello, recomienda ir con precaución cuando se conoce a alguien con este perfil, hacer preguntas claras sobre su historial afectivo y estar atento a promesas exageradas usadas solo para conquistar. Concluye que es fundamental protegerse emocionalmente para no esperar más de lo que esa persona puede ofrecer.
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El Dr. José Carbonell explica que las relaciones de “amigos con derecho a roce” son cada vez más frecuentes y pueden ser viables dependiendo de las necesidades y límites de cada persona. Señala que este tipo de vínculo no implica convivencia, compromiso tradicional ni exclusividad estricta, sino una conexión afectiva y sexual con normas muy específicas. Advierte, sin embargo, que al entrar en una relación donde la otra persona ya marca límites claros, existe el riesgo de sufrir un gran desengaño si decide reemplazarte o dar por terminado el vínculo. Por ello recomienda protegerse emocionalmente, “dar el 100% del 80%”, y no entregarse por completo en un formato donde el compromiso no es pleno.