Los besos románticos/sexuales: Un nuevo estudio confirma que no son una práctica universal

4 de agosto de 2015

Hasta el momento existen diversas teorías sobre el origen de los besos, o sobre si la conducta de besar es algo innato en los seres humanos o  se trata de una conducta aprendida.  Las teorías evolucionistas sostienen que los besos suponen una conducta con beneficios evolutivos, pues a través de ellos, nuestros antepasados  podían obtener pistas de la salud de nuestra pareja potencial y por lo tanto de la conveniencia  para ser un buen candidato a la hora  de garantizar nuestra descendencia. Ahora un nuevo estudio publicado en la revista American Anthropologist   arroja más luz sobre el asunto : El beso romántico/sexual no sólo no es una práctica universal sino que el 54% de las culturas  no industriales analizadas no practicaban tales besos.

Para catalogar el tipo de beso estudiado, se definió al beso romántico/sexual como el que implica un contacto labio a labio y que puede ser prolongado o no.

Los investigadores analizaron 168 culturas de las cuales sólo en 77, es decir, en el 46%, existía este tipo de beso, mientras que en las 91 restantes no. La investigación mostró muchas diferencias en función de las áreas geográficas analizadas. Mientras la conducta de besarse estaba presente en casi todas las culturas no industriales del norte de Asia y América del Norte, no existía ni en una sola de las 10 culturas no industriales centroamericanas  estudiadas.

Parece ser que el beso romántico puede haber emergido tarde en la evolución de la historia y no está claro como llegó a ser común en diferentes lugares del planeta.

También se ha encontrado una asociación significativa entre la existencia de este tipo de beso en una cultura  y las complejidades sociales/ culturales.

Por Instituto Carbonell 3 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell señala que felicitar a un ex es una decisión delicada que depende de cómo se haya gestionado la ruptura y del tiempo transcurrido. Advierte que un mensaje bienintencionado puede ser interpretado de muchas maneras —como una apertura, una provocación o una falta de respeto— y por eso recomienda hacerlo sólo cuando no queden rencores ni remordimientos y la relación haya quedado claramente en el pasado. Concluye que, aunque en ocasiones puede estar bien retomar gestos cordiales, hay que actuar con precaución y sentido común: no basta con quedar bien, hay que asegurarse de que el gesto no cause daño.
Por Instituto Carbonell 2 de diciembre de 2025
Según Miguel Pita, Dr en genética y biología celular, el amor es un proceso biológico que funciona como una “droga” natural: produce euforia, obsesión y luego un apego más estable. El desamor también es un proceso biológico y duele porque el cerebro intenta que volvamos a la pareja. Cada persona vive el amor distinto según sus hormonas y experiencias. ¿Qué hacer si estoy sufriendo por desamor? Normaliza tus emociones: Lo que sientes es biológico (euforia, obsesión, ansiedad o dolor) Acepta los tiempos del cerebro: El desamor mejora con tiempo porque el cerebro necesita desactivar los mecanismos que creó durante el enamoramiento. Reconoce tu estilo emocional: puedes tender a buscar euforia o a disfrutar más del apego. Entenderlo ayuda a comprender cómo amas. Observa patrones en tus elecciones: solemos enamorarnos de personas que coinciden con nuestra “imagen mental”. El cerebro encuentra estos patrones con claridad. No intentes controlar todo: el amor tiene una parte instintiva muy fuerte, puedes manejar tus decisiones, pero no la química. Rodéate de apoyo: saber que todos pasan por lo mismo ayuda a reducir la sensación de rareza o culpa. En opinión del Dr. Carbonell, nos ayuda el hecho de comprender los mecanismos biológicos del amor, a desmitificarlo sin quitarle profundidad al amor y desamor, permitiendo vivirlo con más conciencia.
Por Instituto Carbonell 2 de diciembre de 2025
El Dr. José Carbonell sostiene que ser feliz depende de cada persona, de su edad y de varios factores personales y sociales. Explica que la felicidad surge del equilibrio entre las expectativas que nos han inculcado —familia, pareja, sociedad— y lo que realmente podemos o queremos cumplir. Señala que es un trabajo interior constante, donde la persona encuentra tranquilidad al sentirse satisfecha con lo que ha logrado, mientras mantiene sus ambiciones y continúa haciendo lo que le gusta. Concluye que la felicidad es una consecuencia del esfuerzo personal por equilibrar deseos, expectativas y realidad en la propia vida.