Necesito espacio

19 de mayo de 2025

El Dr. José Carbonell, médico y psiquiatra, reflexiona sobre la común y delicada frase “Necesito espacio”, tanto cuando la decimos como cuando la recibimos. Señala que esta expresión suele percibirse como un preludio a una ruptura, lo cual genera inseguridad y ansiedad en la pareja. Por eso, recomienda evitar usarla de forma ambigua o brusca si no se tiene la intención real de terminar la relación.


Carbonell explica que muchas personas atraviesan momentos de agotamiento emocional, estrés laboral o familiar, y que ese malestar interno puede afectar también la dinámica con la pareja. En esas situaciones, algunas personas piden espacio no porque no amen a su compañero, sino porque necesitan reconectar consigo mismas.


En lugar de decir simplemente “necesito espacio”, recomienda expresar con claridad y honestidad cómo uno se siente y por qué necesita un tiempo personal, sin convertirlo en una frase fría o alarmante. Comunicar lo que está ocurriendo emocionalmente puede fortalecer la relación, evitar malentendidos y reducir el miedo al abandono.


En definitiva, la clave está en la comunicación empática y específica, no en frases genéricas que puedan sembrar dudas o temor. Pedir tiempo para uno mismo no tiene por qué ser sinónimo de distanciamiento afectivo si se comunica con claridad y respeto.

Por Instituto Carbonell 3 de octubre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que comenzar una relación pensando que “no va a durar” es una forma de autoprotección, pero en realidad conduce a un autosabotaje. Señala que esta actitud hace que uno se enfoque en los aspectos negativos para confirmar su creencia de que la relación fracasará. Recomienda equilibrar la perspectiva: no se trata de idealizar ni de ignorar los problemas, sino de dar una verdadera oportunidad a la relación y permitir que la realidad demuestre si puede funcionar de manera natural.
Por Instituto Carbonell 2 de octubre de 2025
Los celos no siempre aparecen por lo que pasa en el presente. A veces surgen mirando al pasado, cuando la figura de la expareja de quien hoy es tu compañero o compañera se convierte en una sombra constante. A este fenómeno se le ha llamado “Síndrome de Rebecca”, inspirado en la novela de Daphne du Maurier. En la vida real, esta situación se traduce en lo que conocemos como “celos retrospectivos”: sentir que no se compite contra una persona, sino contra un recuerdo idealizado. Tal como indica Infante, C. en el artículo, los celos no son necesariamente patológicos. Son una emoción humana y universal. El problema surge cuando se vuelven la base de una relación: cuando todo gira en torno al miedo a perder al otro. En el artículo también se explica, la importancia de diferenciar entre lo que sentimos y lo que hacemos con ello. Sentir celos no es malo, pero usarlo como excusa para controlar o invadir la intimidad de la pareja sí lo es. Los celos pueden convertirse en un verdadero problema cuando dejan de ser una emoción pasajera y se instalan como un hábito en la relación, cuando la atención se centra de forma obsesiva en la expareja o cuando la relación parece sostenerse solo a partir de la inseguridad. En muchos casos, estos celos pueden surgir de inseguridades propias, experiencias pasadas o comparaciones que hemos aprendido a hacer desde nuestra historia personal. No se trata de controlar a la otra persona, sino de miedos internos sobre no ser suficiente o de sentir que podemos perder el afecto de quien queremos. En opinión del Dr. Carbonell y M. Miranda, no podemos elegir qué emociones aparecen, pero sí aprender a gestionar cómo reaccionamos ante ellas. Compararnos con otros solo nos roba tranquilidad, cuando lo realmente importante es reconocer que cada persona tiene su propio valor. Y si los celos comienzan a afectar la relación o generan malestar en alguna de las partes, lo más recomendable es acudir a un profesional de la salud mental que pueda acompañar y orientar en este proceso.
Por Instituto Carbonell 2 de octubre de 2025
El Dr. José Carbonell explica que cuando en una pareja existe una diferencia en el deseo sexual, es fundamental abordarlo con comunicación y negociación constante. Señala que, así como se validan los intereses personales del otro en otros ámbitos, también debe reconocerse la importancia que el sexo puede tener para uno de los miembros. Advierte que ignorar este desequilibrio solo genera una grieta cada vez mayor en la relación. Recomienda hablarlo de forma directa, buscar acuerdos y, si es necesario, recurrir a un profesional que ayude a gestionar el problema, ya que lo esencial es no dejarlo sin resolver.